Hepatitis en perros y otros problemas de hígado, visión del veterinario

Vómitos, paseos inestables, sangre en la orina, dolor abdominal, ictericia en la lengua o encía… quizás recibas en tu clínica veterinaria muchos caninos que presentan estos signos clínicos, que pueden estar relacionados con problemas de hígado en perros. En este artículo vamos a ver los más comunes y a profundizar en la hepatitis en perros, la más común de todas las dolencias.

Puede que hayas leído sobre la enfermedad de Rubarth en algunos manuales. Es el antiguo nombre que se daba a la hepatitis vírica canina, causada por el adenovirus canino del tipo 1. Más adelante trataremos este tema, pero ya sabrás que es diferente a la hepatitis crónica.

• Por qué los perros tienen problemas en el hígado
• 6 problemas de hígado en perros
• Tipos de hepatitis en perros
• Síntomas de la hepatitis en perros
• Consejos para el diagnóstico de la hepatitis canina
• Tratamiento y prevención de problemas en el hígado

Por qué los perros tienen problemas en el hígado

Como seguro que ya sabes, el hígado es un órgano que realiza funciones importantes como almacenar minerales y vitaminas o eliminar sustancias tóxicas de la sangre. Al enfrentarse a diario a estas sustancias, es relativamente fácil que pueda sufrir daños o alteraciones.

Aunque hay factores de riesgo como el envejecimiento o incluso la genética, las sustancias nocivas y otras dolencias pueden afectar al hígado, por ejemplo[DL1] :

• Enfermedades como la diabetes o problemas de páncreas.
• La leptospirosis canina es una enfermedad bacteriana que afecta a diferentes órganos. Se contrae por orina o agua, tierra y alimentos contaminados por orina.
• Uso de analgésicos.
• Consumo de algunas plantas y hierbas como la artemisa, algunas setas o algas, moho que crece en el maíz.
• Exceso de alimentos grasos.

Las causas y factores de riesgo que te hemos compartido son comunes, cada enfermedad relacionada con el hígado tiene sus peculiaridades.

6 problemas de hígado en perros

• Derivación hepática (derivación portosistemática congénita) que se observa más en perros jóvenes. Es un defecto de nacimiento que se produce cuando el flujo sanguíneo evita el hígado, provocando que las toxinas se acumulen. En perros mayores puede derivar de la cirrosis.
• Infecciones bacterianas secundarias. Producidas durante o después del tratamiento de otra infección, afectando a otro órgano (inflamación del hígado, insuficiencia hepática…)
• Cáncer de hígado. Los tumores primarios comienzan en el órgano y los secundarios (más frecuentes) van a otras partes del cuerpo. Es poco común y suelen padecerlos los perros más mayores o con predisposición genética.
• Hiperadrenocorticismo canino o síndrome de Cushing. Deriva de problemas endocrinos y es el resultado de la secreción excesiva de cortisol debido a la presencia de un tumor hipofisario.
• Hepatitis. Crónica o aguda, profundizaremos en el siguiente punto.
• Enfermedad por acumulo de cobre. Un exceso de cobre en la dieta puede ocasionar problemas hepáticos. Mira en la tabla de abajo la predisposición de ciertas razas a este tipo de enfermedad.

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Aunque las anteriores enfermedades comparten alguna sintomatología común (coloración amarillenta de lengua y encías, pérdida de peso y apetito, signos de debilidad) cada una de ellas tiene sus peculiaridades. En este artículo nos centraremos en contarte más sobre la hepatitis en perros.

Tipos de hepatitis en perros

La hepatitis infecciosa canina es muy contagiosa y en ocasiones puede ser mortal, aunque por suerte es mucho menos frecuente gracias a la existencia de vacunas. La principal fuente de infección es la orina, heces o saliva de perros infectados (los cánidos pueden excretar el virus por orina hasta 6 meses después de recuperarse de la infección ).

La hepatitis crónica canina es mucho más común y su origen es diverso, aunque suele causarse por una inflamación del hígado derivada de la ingesta de sustancias tóxicas, de la administración de ciertos fármacos, por problemas vasculares…

Síntomas de la hepatitis en perros

• Anorexia intermitente. Relacionado con pérdidas de peso y vómito.
• Poliuria y polidipsia. Beber y orinar más cantidad de lo normal.
• Ictericia. Coloración amarillenta en mucosa, lengua, dientes…
• Hipoglucemia. Menor presencia de azúcar en sangre.
• Tendencia a la hemorragia. Incluso se puede encontrar sangre en la orina.

Al principio de la hepatitis en perros, se suele mostrar falta de energía e incluso fiebre de manera intermitente. Al avanzar, se hinchan los ganglios linfáticos y se enrojecen las membranas mucosas. La diarrea, vómitos, falta de apetito e ictericia aparece en la fase más avanzada. El síntoma final sería la encefalopatía hepática, que sucede cuando el hígado deja de funcionar.

Ante cualquiera de estos síntomas es conveniente acudir a la clínica veterinaria.

Consejos para el diagnóstico de la hepatitis canina

La primera de las pruebas que se recomiendan ante cualquier síntoma es el análisis de sangre, para ver si hay algún indicador alterado. También un análisis de orina y heces. Puede ser conveniente incluso realizar una biopsia de una muestra de tejido hepático, e incluir un cultivo bacteriológico para detectar posibles bacterias o virus.

Las radiografías del hígado de perros con hepatitis suelen ser normales, por lo que se recomienda realizar una ecografía para ver posibles indicios (bordes hiperecogénicos irregulares, efusión abdominal…).

Una vez determinado si el problema de hígado es hepatitis canina, se puede recomendar un tratamiento y medidas para paliarlo.

Tratamiento y prevención de problemas en el hígado

El primer paso es recomendar reposo absoluto, sin ejercicio, hasta que haya desaparecido la sintomatología. Según la gravedad y los daños se recomienda un tratamiento u otro, siendo común en todos ellos la búsqueda de que el hígado no se sature, ayudando a que depure y minimizando el daño por oxidación (tratamiento antibiótico, medicación para controlar los síntomas, antiinflamatorios…). En casos más avanzados o relacionados con tumores, se podría proponer la cirugía.

Otro de los puntos de gran importancia es proponer un cambio en la alimentación. Es mejor que se recomiende una dieta adaptada al tamaño, edad y otras necesidades de la mascota.

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