¿Nuestros peluditos pueden sufrir estrés?

Todos los seres humanos hemos sufrido alguna vez estrés, ya sea causado por el trabajo, la familia, las relaciones, etc. Pero, no solo nosotros podemos padecer estrés, sino que nuestros amigos peludos también sufren situaciones estresantes que pueden alterar su comportamiento normal.

¿Qué es el estrés?

Para detectar si nuestro peludo está padeciendo estrés, lo primero que debemos entender es de qué se trata.

El estrés no es más que una respuesta del organismo ante un estímulo o situación de emergencia que exige una reacción. Esta reacción genera una tensión física y/o emocional, y puede nacer de cualquier situación o pensamiento que inquiete al animal. Debemos ser conscientes que el estrés en perros y gatos se puede convertir en algo negativo cuando es excesivo y se prolonga mucho en el tiempo hasta sobrepasar la capacidad de adaptación del animal.

¿Qué provoca estrés en nuestros peludos?

Los animales necesitan tener bajo control sus situaciones y tener marcada una rutina. Por eso, cualquier cambio en su día a día, o el vivir circunstancias inestables, pueden provocarle estrés. Algunas de las causas que pueden ocasionar estrés en nuestros peluditos son:

1. Factores genéticos: Hay animales que presentan una mayor predisposición genética a sufrir estrés. Puede variar en función de la raza, el sexo o la edad.

2. Mala socialización: Todos los cachorritos durante sus primeros meses de vida necesitan socializarse. La socialización es un proceso que les ayuda a ser más seguros y les enseña cómo reaccionar ante estímulos. Si durante este tiempo no tienen contacto con otros animales o con seres humanos, su personalidad puede ser más propensa a padecer estrés, ya que se vuelven más tímidos y asustadizos.

3. Experiencias traumáticas: Hay situaciones ante las que nuestros peluditos no saben ni quieren actuar. Dichas situaciones pueden llegar a ser traumáticas, y es cuando les marcan un mal recuerdo para siempre. Por ejemplo, si un perrito ha sido abandonado en la carretera, tendrá un recuerdo traumático y quizás no será capaz de volver a subir en un coche. Al revivir situaciones similares, pueden provocarle estrés porque recuerdan qué sintieron en ese mal momento.

4. Separación de los dueños: Para nuestros peluditos, sentirse solos y abandonados les genera mucho estrés e incluso ansiedad. Su comportamiento se puede volver agresivo y nervioso. Para evitarlo, es importante intentar no dejarlos solos en casa, pasar tiempo de calidad con ellos, darles amor y cariño y educarlos desde pequeños.

5. Ruidos fuertes: Los ruidos exageradamente fuertes como los petardos, son desconocidos para nuestros animalitos, por lo que les puede provocar miedo y estrés. Ante estos estímulos auditivos tan fuertes, no entienden qué pasa y de dónde proviene el ruido, por lo que no saben cómo actuar y se estresan.

6. Situaciones nuevas: Los cambios en la rutina o en el entorno de nuestros peluditos, pueden suponer un factor de estrés, ya que se pueden sentir diferentes y confusos y les cuesta adaptarse a esta nueva normalidad. Debemos evitar cambiar la rutina de nuestros amiguitos para no confundirles.

7. Visitas al veterinario: En algunos casos, acudir al veterinario puede ser una situación complicada para nuestros peludos. Pues relacionan el veterinario como una experiencia dolorosa y/o desconocida, y, por eso, actúan nerviosos y estresados.

¿Cómo detectar estrés en nuestros peludos?

Algunos de los síntomas que pueden experimentar nuestros amiguitos y nos ayudan a detectar que están sufriendo estrés son:

• Hiperactividad o incapacidad de mantener la calma
• Movimientos nerviosos constantes y repetitivos
• Apatía
• Miedo
• Agresividad
• Timidez
• Salivación exagerada y relamido
• Falta de atención
• Jadeo excesivo
• Huida
• Pérdida de pelo
• Rigidez muscular
• Micción excesiva
• Pérdida de apetito

¿Cómo podemos ayudar nosotros?

Cualquier conducta inusual que tenga nuestro peludo debe ser atendida de inmediato, así pues, el primer paso es consultar al veterinario. Por otro lado, es importante prestar atención a la rutina de nuestro amiguito, ya que cualquier cambio que sufra, aunque sea mínimo y pase desapercibido, puede provocarle estrés.

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